Y sin embargo...

....me encantan tus palabras, aquellas que lanzas hacia el viento, templando el frió que nos rodea, mientras yo en susurros acaricio tus oídos colmándolos de ilusiones inocentes, aunque te digo que no lo entiendo, no creo posible que tu corazón respire junto al mío cuando nos hemos visto unas cuantas ocasiones, te lo había dicho en alguna que otra carta efímera que envió esta brutal indiferencia.

Entonces se convirtió en sorpresa, cuando tú buscaste desesperado escribir sobre mi cuerpo que no logrará existir el tiempo necesario para definir cuando dos personas se han envuelto nuevamente en el torbellino del amor, no te entiendo, pero la razón no deja de señalar culpablemente al corazón apenas vendado, que va caminando en muletas, resistiéndose a creer y sin embargo te pido otro "te quiero" cada noche que te marchas.