
Al llegar por la mañana, no había nadie que le advirtiera de aquel peligro, ni una sola alma que le impidiera verla al otro lado del pasillo, con su vestido blanco y cara de inocencia, era un ángel de pies a cabeza, pero que llevaba un par de tacones rojos que presagiaban el infierno que le dejarían su pasos sobre su corazón.
Al hombre no le importo, amo al ángel desde el momento en que la vio, pero en el instante en que menos se lo esperaba recibió una traición, clavandole cual daga un tacón por la espalda, dejándolo con una sola mirada mal herido de amor.
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Hermoso,
ResponderEliminarme llevo tu blog para enlazarlo con el mio así vendré con mas frecuencia a leerte..
saludos fraternos
gracias, y bienvenido, un gusto que hayas pasado por aqui.
ResponderEliminarun abrazo :D
ese es el 2do buen uso que le favorece el tacòn a la mujer xDDDDD
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