jueves, 11 de diciembre de 2008

dE CuRioSos Y sEcRetOs..



Espero a que nadie me vea y me escondo con la ayuda de la oscuridad, camino de puntillas, un poco más lento, eso es, esperando que no se escuche el crujir de la madera, no, ya sé, mejor me quito los zapatos, caminar descalza un rato no hará daño, además no moriré de pulmonía por eso.
"¡huy!" si que esta frio el piso, mis pequeños deditos se pondrán más blancos de lo normal, muy bien, ya basta de pensar, es hora de la acción, aquí vamos de nuevo, un paso cortito, un paso corto, un paso un poco menos corto, mejor llegar rápido con un paso largo pero muy sigiloso.

Listo, ya estamos en frente de la puerta, veo a los lados y empiezo a tener delirios de persecución, será que estoy haciendo algo ilegal, bueno solo un poco, ojala que esta curiosidad no termine matándome, confiemos en mis habilidades de espía para ver lo inimaginable.

Toco el pomo de la puerta mis dedos están sudando, es extraño y lo más probable es que sea la adrenalina que se siente cuando vas a conocer un secreto prohibido, algo que no debería de ser compartido con nadie, pero como yo no soy nadie o tal vez soy una metiche, no, soy una investigadora, se escucha más bonito.

Pero en este momento dudo, ¿y si me encuentran?¿qué es lo que voy a decir? y me doy cuenta que no eh pensado en alguna mentirilla blanca o alguna posible respuesta de niña, bueno no tan niña pero aún pasan estas curiosidades ¿o no?.

Ya basta de pensar, no hay que ser tan meticuloso, igual y no me encuentran, porque al final del día nadie se dará cuenta que yo entre aquí, pero poseeré un mágico secreto, de seguro aquello que dejará muerto de incredulidad a la familia, no mejor al pueblo, no mejor al país, no mejor aún al mundo entero, si eso ha de ser lo que está escondido.

Mientras sigo en mis sueños guajiros escucho pasos que vienen de la sala, mejor entrar, es ahora o nunca. Abro la vieja puerta de mis sueños y adentro todo oscuro, incluso más negro de lo que estaba el pasillo, cierro la puerta despacito, despacito y en el último segundo un click rimbombante, era despacito me digo a mi misma en tono de regaño, así que me quedo con la oreja pegada a la puerta y con la mano en el pomo esperando a que alguien, tal vez aquel que andaba en la sala venga a ver qué sucede y me delate, varios segundos y nada, ya va un minuto y nada, varios minutos y nada, no hay pasos, no hay nada, es tu imaginación de que te ven, de que te escuchan y persiguen, me digo en murmullos que solo escuchan mi mente.

Dejo el pomo y me doy la vuelta, de pronto siento el calor que desprende la alfombra o será que mis pies ya estaban a punto de ponerse morados por el frio, no lo sé y la verdad es que no puedo ver más allá de mi nariz, aunque poco a poco mis ojos se acostumbran un poco más a la espesura de la noche en que se resguarda el cuarto y es así como alcanzo a distinguir el ropero, o al menos el espejo y pensar que detrás de ese espejo se guardan todos los secretos, todos aquellos misterios que voy a poseer y después tal vez, si es que no soy egoísta, ya no serán secretos, esperemos que no sea una caja como la de pandora, que no tengo ganas de despertar ningún dolor y si es el mío menos.

Trato de encontrar la bolsa de mi pantalón y adentro la llave, lo más increíble es que no se dieron cuenta de que la tome prestada por la mañana, al parecer el dueño de la casa no es tan observador como todos decían y ya que le estamos restandole meritos no es tan inteligente, ni tan intrigante, no deja de caerme mal ese hombre y el ver que soy más inteligente que él me da una satisfacción incontenible que una sonrisa asoma por mi boca, a pesar de los nervios por si alguien me encuentra en donde no debería estar.

Por fin doy con lo frio del metal, saco una llave antigua, con gravados extraños y más grande de lo normal, ¡Es perfecta para guardar un sin fin de tesoros! y si es para tesoros por qué no va a serlo para ocultar preciados secretos. Me acerco de puntillas de nuevo al ropero, la llave tiembla en mis manos, es por los nervios incontrolables, coloco la llave en donde siempre debió de estar hasta que una extraña como yo la robo, no, me corrijo a mí misma, la tome prestada sin permiso.

Al darle vuelta se abre ante mí la puerta con espejo que será como una ventana al cielo, porque son secretos, esos secretos con los que estoy a punto de impresionar al mundo entero y ha llegado la hora en que todos sepan lo oculto, en ese momento se enciende una lámpara detrás de mí, y yo me quedo paralizada, soy incapaz de mover un músculo, mientras escucho como se acerca una figura que a pesar de la luz sigue en las sombras, yo de espaldas, no quiero saber quién es, pero me lo imagino, y lo peor es que mi cuerpo ya no responde. Es así como aquel que pensé que no era inteligente se acerca a mí, quedamos a unos centímetros de distancia, pero sin tocarme me susurra al oído:
- Encontraste lo que buscabas...- mi respiración se vuelve más rápida pero no me doy la vuelta, no quiero enfrentarme a lo que ahora viene, no soy capaz de pronunciar una sola palabra y mi boca parece que nunca ha aprendido a hablar. Hasta que escucho de nuevo la voz ronca, sintiendo el roce del aliento en mí oreja,
- O será que pensaste que no me iba a dar cuenta pequeña ladrona de secretos.

imagen: pintura de Remedios Varo

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efímera nostalgia, apabullante alegría, sollozos crepusculares y positivismo al anochecer... que rara es la naturaleza humana...