lunes, 17 de noviembre de 2008

qUe tE cUeNtO hOy uN cUeNtO....



Cuantas historias no se pueden conocer en el bosque , de espiritus que divagan, de brujas y hadas en el habitan o de algunos fantasmas que por nuestra casa levitan, es asi como me contaron esta historia, una mujer sabia que me regaño por andar de noche sola junto a los arboles.

Ya eran casi las siete, aún estaba poniendole el agua a las gallinas y todavia faltaba por meter al corral a los guajolotes, casi se extinguian los colores que daban luz a las nubes, pronto osucureceria, asi que me apure a terminar todas las cosas que me faltaban por hacer. Ya estaba metiendo al ultimo guajolote y cerrando la rendijilla del corral cuando mi mama nos llamo a rezar el rosario. Todos nos sentamos al rededor del fogon a calentar nuestros pies que se llenaron un poco de ceniza, mi hermana Lucrecia era a la que le tocaba dirijir, Refugio casi se quedaba dormido y ni siquiera habiamos empezado, por lo que se gano un buen coscorron por parte de mi papa. Ave maria purisima, sin pecado concevido, comenzamos un avemaria tras otra, y luego un padre nuestro.
A la mitad del rosario oimos unos gritos, como si estuviesen desgarrando a alguien ó matandolo a golpes, eran unos lamentos que quebraban el corazon, parecia como si al alma fueran a hacer pedazos, daba tristeza y miedo escuchar aquello.
- ¡Hay dios, ya le esta pegando otra vez Pedro a Felipa!- dijo mi mama llevandose la mano a la boca y mirando hacia la puerta espandada
- No la valla dejar como la otra vez que ni siquiera podia caminar ama, pero como se oyen los gritos a lo mejor la va a terminar matando esta vez.- dijo lucrecia mientras dejaba un lado el rosario.
- O el viejo anda borracho o de seguro se la gano la vieja chsimosa-
- ¡Refugio! calla boca- y ahi va otro coscorron para refugio por parte de mi papa que seguia parado junto a la puerta
- Y si mejor vamos a ver vieja, no valla a ser que de verdad la mate-
- Ave maria purisisma ni dios lo quiera-
Mi mama tomo su chal, lucrecia y yo quitamos los pies del fogon y nos pusimos los zapatos, ya se habia ocultado el sol, nisiquiera la luna salia a clarear un poco la noche y entre la osucridad nos adentramos hacia donde vivia la vecina, se oian unos gritos terrorificos, yo pense que hasta ya le estaba abierto la pansa con un cuchillo.
- no me pises lucrecia-
- pues no te me acerques tanto refugio, que ¿apoco tienes miedo?-
-Yo miedo, ja!, es que esta muy osucro y no veo por donde voy-
- shh guarden silencio que ya se oyen más cerca los gritos- les dije a mis hermanos aunque yo tampoco podia saber por donde ibamos, me tropezaba a cada rato con las piedras, solo podia ver las sobras de mi mama y mi papa adelante y una pequeña luz que se veía de la casa de Felipa.
los lamentos se incrementaron, sentia como si me oprimieran el corazon, la piel se me puso de gallina y tenia una sensacion de miedo, de pronto me dieron ganas de correr y regresar a la casa para estar junto al fogon, corri hacia donde estaban mis papas, mis hermanos me siguieron y nos olleron los perros que comenzaron a aullar, uh ya la mato pense yo, los perros cuando auyan llaman a la muerte.
- quedense aqui chamacos, nosostros vamos a ir a ver como esta felipa- nos quedamos junto a un arbol, los tres juntitos, tal vez era mi miedo, pero mis hermanos parecian igual de asustados que yo. Mi papa se acerco junto a la puerta de maderay comenzo a tocar muy fuerte, pare que lo oyeran porque los gritos más los ahullids de los perros era un ruido espantozo.
- ¡Felipa!, ¡Felipa!,- nada, no respondian,
-hay dios y si ya la mato lucia que va a pasar y si ya la mato, si nos encontramos al diablo que viene por ella-
- ya callate lucrecia, deja de decir tonterias- ganas no me faltaron de soltarle una bofetada para que se calmara que si de por si yo tenia un miedo que ya me helaba los huesos, esta con sus tonterias me ponia más nerviosa. Se dejaron de oir los lamentos , ya no habia más gritos, solo el ahullido de los perros. pero en el aire se respiraba una esencia rara, no era el rocio que empezaba a caer de la noche, más se sentia como si figuras extrañas fueran a salir del bosque para atacarnos- Uh ya la manto- le tuve que dar un codazo a refugio para que tambien cerrara el pico.
- No responden viejo, gritales más fuerte a lo mejor no te oyen con el ahullido de los perros-
- ¡Felipa!, ¡FELIPA!.
se olleron unos pasos desde la casa y felipa sana y salva, como si nada abrio la puerta.
- Que escandolo es el que traen, ya ni friegan uno que se esta bañando y ni eso lo dejan terminar siquiera- Pedro venia detras de ella abrochandose los pantalones.
- Que paso comadre, que se les ofrece a estas horas de la noche- dijo pedro mientras le daba la mano a mi mi mama
- Pues es que oimos unos gritos bien feos pedro y venimos a ver si no les sucedia algo-
- Pues como vez no, yo solo oí como emepezaron a ahullar de pronto los perros-
- Ha bueno pues como ya vimos que estan bien, nos regresamos para la casa, se quedan con dios-
- si tu tambien compadre que pases buena noche-

Mientras ellos se despedian lucrecia me pegan un codazo en el estamago, - mira lucia, mira ese perro con lo ojos rojos que va por alla-
- ¿por donde?-
-Por ahí, por los matorrales, mira ahi se va metiendo al lado de los maguelles, va caminando hacia donde esta el rio.- Me quede helada cuando vi a un perro negro meterse entre los arboles y despues convertirse en una figura de un hombre delgado y erguido que se adentro hacia en el bosque, caminando hacia el rio.
Regresamos a la casa, el fogon se habia apagado y solo quedaba el calor de las cenizas, pero con el miedo que lucrecia y yo teniamos aunque prendieran de nuevo el fuego teniamos congelada el alma del susto. Cuando le contamos a mi papa y mi mama, nos dijeron que habiamos visto mal, pero cuando insitimos en que era un perro que se convirtio en un hombre y corrio hacia el bosque, mi mama se persigno y mi papa nos dijo que habiamos visto al diablo que estaba haciendo los lamentos para distraernos de rezar el rosario y dicho y hecho, por que a la mañana siguiente, felipa nos conto que se le habian muerto tres de sus borregos , los econtraron desmembrados detras del corral de la casa y que los perros estaban bien espantados.


Tal vez, sea un hecho un poco extraño que me contaron por ahi, pero me gusto la anecdota, como otras que si te ponias las lagañas de los perros en los ojos por siete dias, podias ver al demonio como los perros lo veian, o que si te adentrabas en el bosque de noche y te contrabas un coyote negro de su boca emanaba un aliento que te dejaba inconciente y a la mañana siguiente te encontrabas perdido en el bosque, en un monte de nadie, o aquella historia que a las doce de la noche pasan bolando las brujas convertidas en bolas de fuergo, tal vez, solo sea una leyenda imaginaria que paso algun dia muy lejando de aqui.

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efímera nostalgia, apabullante alegría, sollozos crepusculares y positivismo al anochecer... que rara es la naturaleza humana...