jueves, 27 de noviembre de 2008

De ePiStOlAs qUe nO Eh dE eNvIaR, cArtAs qUe a OtRoS nO hAn dE pAsAr y qUe eN Mi aLmA sOn uN pEsAr...Cerca de la última carta al señor D.

Querido señor D.

Hace mucho que no le dirigía una pequeña epístola, tal vez por que la correspondencia se ha perdido entre aquellos papeles que nadie usa, aunque pienso que sera mejor utilizar como mensajeros a los arboles para que pueda escuchar mi voz materializada en miles de flores que llegaran a su alrededor junto con la primavera, que pareciera estar lejana, yo se que en el bosque en donde vive será mas próxima y pasará rapidamente el invierno que esta sobre nosotros, pero antes deseo advertirle que no se preocupe si llego a rechazarle algún regalo de estas solemnes navidades, es solo que aquí en casa no me permiten aceptarlo.

Eh estado reflexionando sobre lo clandestina de nuestra relación, eso de ocultarnos a las miradas furtivas y a los espías de la señora M. posiblemente no sea tan buena idea como parecía en un principio, tal vez la verdad será el camino a la tranquilidad, porque no espero que la revelación de este secreto nos de la felicidad, esta muy alejada, la señora M. no lo comprenderá, sera raro si algo de mi éter queda de pie, cuestiono que cosas serán las que se salvaran y como presiento lo más probable es que se arme de rayos y haga caer fuego sobre todo lo que amo, incluso puede atreverse a ponerle fin a este que es mi refugio, mi jardín.

Sin más por este momento, dedicándole todo el cariño que hay en mi reloj de arena sin tiempo y cubriendo los rayos de estrellas de mi cielo le escribo esta carta que según yo creo será más para mí que para usted un consuelo.


Atte. Su etérea señorita L.



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efímera nostalgia, apabullante alegría, sollozos crepusculares y positivismo al anochecer... que rara es la naturaleza humana...